Hace exactamente un año comenzaba algo impensado para la humanidad: una pandemia azotaba al mundo y modificaba la vida como la conocíamos. Todos, en mayor o menor medida, sufrimos las consecuencias de este año tan atípico e incierto. Pero un sector de la población fue el más golpeado por este nuevo contexto: los más vulnerables.

En un 2020 extremadamente difícil, en la Fundación siempre tuvimos una meta y un horizonte claro: nadie que lo necesitara podía quedar sin ayuda. Por eso desde el día uno nos reinventamos para estar donde debíamos.

En un año que nunca imaginamos vivir, pusimos toda nuestra energía para que nadie quedara desatendido y recibiera alimentación, medicamentos, ayuda para la vivienda, educación y salud en su casa en lugar de recibirlo en el centro de asistencia social.

Dimos respuesta en lo material pero también acompañamos las necesidades psicológicas de las familias que sin ingresos, aisladas y en muchos casos hacinadas vivieron desbordes emocionales que hubo que contener.

No solo mantuvimos nuestros programas sociales habituales, sino que multiplicamos nuestra ayuda y lanzamos programas especiales, como GUESHER e ITJÁ

Estamos orgullosos de todo lo que pudimos hacer y mucho más orgullosos del esfuerzo con el que nos acompañaron nuestros donantes, nuestros voluntarios, nuestros equipos, para quienes solo tenemos palabras de agradecimiento.

Estamos comenzando el 2021, donde se vislumbra un horizonte de esperanza, pero que también arrastra las consecuencias sociales y económicas de la pandemia. Afrontamos el desafío en un contexto especial: la Fundación cumple 30 años de lucha contra la pobreza, de generar futuro para los más vulnerables. ¡Y lo podremos hacer CON VOS!

Gracias por acompañarnos.

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